Últimos días en el salón/escuela

Reflexiones

5/27/2025

Estos últimos días han estado llenos de reflexión mientras recorro los pasillos de la escuela por última vez. Tras años en un salón de clases, he tomado la agridulce decisión de dejar el entorno escolar tradicional y crear mi propio servicio de tutorías.

Se siente increíble, incluso empoderante, dar este salto y seguir un sueño que lleva tiempo creciendo en mi corazón. Sé que es la decisión correcta y estoy más que feliz por ello. Pero eso no hace que la despedida sea más fácil.

Cada mañana, al encender las luces y saludar a mis alumnos con un alegre "buenos días", me doy cuenta de que estos pequeños rituales cotidianos están llegando a su fin. El ruido, las risas, el caos, la alegría: ahora son recuerdos. Sobre todo, pienso en las amistades que he forjado con mis compañeros y en los lazos que he forjado con mis alumnos.

Mientras recojo mis cosas en el salon, me encuentro pensando en todos los momentos que me formaron: las lecciones que salieron mejor de lo esperado, los días difíciles que me enseñaron a tener paciencia y los pequeños corazones que tuve el honor de tocar.

Estoy orgullosa. Orgullosa del impacto que causé. Orgullosa de los padres que me recordaron que mi trabajo importaba, especialmente en los días en que dudaba de mí misma.

Enseñar no es un trabajo fácil. Es exigente, emotivo y, a menudo, poco valorado. Pero también ha sido profundamente gratificante. Me ha demostrado de lo que soy capaz, me ha revelado fortalezas que desconocía y me ha ayudado a crecer de maneras que jamás imaginé.

Este capítulo se cierra, pero la historia no ha terminado. Estoy emocionada por lo que me espera y eternamente agradecida por todo lo que me llevo.

Un paso rosa a la vez,
Madeline